El registro de una patente o modelo de utilidad depende en exclusiva de superar el filtro de la Oficina Española de Patentes y Marcas y demostrar que se está ante una autentica innovación.
A menudo, debido a la naturaleza de las invenciones, existen dos regímenes diferentes para protegerlas, lo que deja a muchos inventores en una encrucijada y teniendo que decidir cuál es el mejor. Para facilitar esta decisión, os mostraremos la diferencia entre las dos opciones: una patente versus un modelo de utilidad.
Tomando las dos posibles definiciones de patente y modelo de utilidad, podemos ver que:
Un modelo de utilidad es un derecho exclusivo otorgado por el Estado sobre una invención, cuyo titular puede impedir que terceros exploten comercialmente la invención sin permiso durante un determinado período de tiempo.
Según la OMPI, una patente es un derecho exclusivo otorgado a una invención. Un producto o proceso que generalmente proporciona una nueva forma de hacer las cosas o una nueva solución técnica a un problema.
Como puedes ver, ambas definiciones son muy similares, pero las diferencias entre patentes y modelos de utilidad empiezan a ser evidentes cuando analizamos los requisitos que deben cumplir ambos. Por lo tanto, una patente concedida debe reflejar una invención con tres requisitos:
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- Que sean nuevos, significa que no han sido divulgados al público antes de la fecha de presentación (novedad internacional).
- Implica un paso de invención, es decir, la invención no es obvia para un experto en el campo en base al conocimiento publicado previamente.
- Tener aplicación industrial, es decir que el objeto de la patente pueda ser producido o utilizado en cualquier tipo de industria.
Una patente es una invención completamente nueva, lo que significa que no existía antes de que se inventara. La patente fue, por ejemplo, la primera bombilla.
Un modelo de utilidad es una innovación o mejora de un producto existente. Siguiendo con el mismo ejemplo, el modelo de utilidad sería una bombilla irrompible o de bajo consumo.
Los modelos de utilidad, como las patentes, protegen las invenciones, pero tienen un valor inventivo más bajo y, por lo tanto, tienen menos etapas de invención. En general, los modelos de utilidad se aplican a las invenciones de menor complejidad técnica y enfocadas a la protección de objetos (herramientas, instrumentos, artefactos, aparatos o conjuntos, partes de los mismos), por lo que también se les conoce como “patentes menores”, “innovaciones de utilidad” o “patentes de corta duración”.
Debido al menor grado de reivindicación de patentes,
Este plazo varía de un país a otro, pero en general el plazo máximo de un modelo de utilidad es de 10 años, frente a los 20 años de las patentes. Por esta razón, el modelo de utilidad es más adecuado para proteger un producto con una vida corta.
Por último, nos referimos a poder convertir de un método de registro a otro, es decir, se puede convertir una solicitud de modelo de utilidad a patente y viceversa. Por ello, en países donde no existen modelos de utilidad, se puede invocar el número de patentes para proteger una invención, aprovechando la prioridad internacional de esa tecnología.