Cuando Universal puso en apuros a Nintendo por el uso de la marca Donkey Kong

Nintendo en la actualidad está más de moda que nunca. Polémicas aparte, la compañía de Kioto ha desvelado recientemente cómo será su nueva consola. Con el nombre de Nintendo Switch 2, la gran N busca de nuevo revalidar el título de consola más exitosa de la generación. Un potente hardware en un factor forma por todos conocidos, y un line-up de lanzamiento bastante interesante hará que la segunda mitad de 2025 el mundo del ocio electrónico esté totalmente enfocado hacia ellos.

Actualmente Nintendo vive uno de sus momentos más dulces, aunque durante los más de 130 años de vida de la empresa, han visto momentos no tan satisfactorios. Este artículo pretende aflorar uno de esos capítulos que podrían haber ocasionado un importante revés en el prestigio e imagen de marca de los japoneses. Para ello tenemos que remontarnos a comienzos de la década de los ’80 del siglo pasado, cuando la cinematográfica Universal Studios demandó a Nintendo por el uso de la marca Donkey Kong.

El origen del conflicto. ¿Donkey Kong vs. King Kong?

En 1981, Nintendo lanzó Donkey Kong, un videojuego revolucionario que introdujo al mundo a personajes icónicos como Jumpman (quien luego se convertiría en Mario) y el enorme gorila antagonista del juego, Donkey Kong. El título fue un éxito inmediato en las salas recreativas de Estados Unidos y Japón, catapultando a Nintendo al estrellato internacional.

Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que Universal City Studios, titular de los derechos cinematográficos de King Kong, tomara nota del fenómeno. En 1982, Universal demandó a Nintendo, alegando que Donkey Kong infringía sus derechos sobre la propiedad intelectual de King Kong, argumentando que el concepto del gorila gigante secuestrando a una mujer y siendo enfrentado por un héroe era una copia directa del clásico cinematográfico.

Universal basó su demanda en dos pilares:

  1. Similitud conceptual y visual entre King Kong y Donkey Kong.

  2. Riesgo de confusión en el consumidor, lo que supuestamente constituía una infracción de marca y una competencia desleal.

En otras palabras, Universal sostenía que Nintendo se había aprovechado del reconocimiento del personaje King Kong para crear un producto que podría inducir a error al consumidor, haciéndole creer que existía una relación comercial o licencia oficial entre ambas partes.

Nintendo, por su parte, no solo negó las acusaciones, sino que lanzó un contraataque legal bastante exitoso. Su defensa fue liderada por el abogado John Kirby (cuyo apellido inspiraría años después al personaje rosa de Nintendo, Kirby). El equipo de defensa de Nintendo demostró varios puntos clave:

  • Universal no tenía derechos exclusivos sobre King Kong. En un giro sorprendente, se demostró que Universal había argumentado previamente ante la Corte que King Kong estaba en el dominio público, en un caso anterior contra RKO Pictures. Esa postura previa debilitó seriamente su argumento actual.

  • No existía confusión real en el mercado. La defensa probó que los consumidores no asociaban Donkey Kong con King Kong, ni existía evidencia sustancial de que pensaran que había una relación entre ambas marcas.

  • El nombre y los elementos del juego eran originales. Aunque ambos personajes eran simios gigantes, Donkey Kong tenía una identidad distinta, tanto visual como narrativa. Además, el juego introducía mecánicas únicas que lo diferenciaban de cualquier obra audiovisual existente.

Victoria para Nintendo

El juez Robert W. Sweet, del Tribunal del Distrito Sur de Nueva York, falló a favor de Nintendo en 1984. La sentencia estableció que:

  • Universal no tenía derechos exclusivos sobre King Kong como propiedad intelectual.

  • Donkey Kong no violaba derechos de autor ni marcas registradas.

  • No existía evidencia suficiente de confusión del consumidor ni de competencia desleal.

Esta decisión no solo fue una victoria legal, sino también simbólica para Nintendo, que consolidó su presencia en el mercado norteamericano y global.

El caso Universal vs. Nintendo dejó enseñanzas fundamentales que siguen siendo vigentes más de cuatro décadas después:

  1. Tener los derechos claros desde el principio. Universal sufrió porque no pudo probar que tenía un derecho exclusivo sobre King Kong. Este error le costó una batalla legal que también dañó su reputación. Para cualquier empresa, es clave registrar debidamente sus marcas y derechos de autor, y mantenerlos actualizados para evitar vulnerabilidades.
  2. No subestimar la importancia de la originalidad. Donkey Kong demostró que incluso tomando inspiración de elementos culturales existentes, es posible crear productos originales que puedan ser defendidos legalmente. La innovación no solo es un valor comercial, también es una herramienta legal de defensa.
  3. El registro de marca no es solo un trámite: es un escudo. Si bien Donkey Kong fue un producto nuevo, Nintendo había hecho bien su tarea en cuanto a propiedad intelectual. Registrar una marca no es un simple formalismo: es una inversión estratégica que puede salvar a una empresa de litigios millonarios.
  4. El juicio mediático no siempre gana en los tribunales. Universal, como gigante del entretenimiento, parecía tener todas las de ganar. Pero en el campo legal, lo que pesa no es el tamaño de la empresa, sino la solidez de los argumentos y la claridad de los derechos.

Donkey Kong está más vivo que nunca

Hoy, Donkey Kong es uno de los personajes más reconocibles en la historia de los videojuegos, y Nintendo es sinónimo de innovación y marca consolidada en su sector. Este caso no solo le permitió a Nintendo continuar desarrollando su universo creativo sin obstáculos, sino que también sentó precedentes legales que aún se estudian en escuelas de derecho y despachos de propiedad intelectual.

Incluso en este 2025, 44 años después del lanzamiento del Donkey Kong original para arcades, el personaje creado por Shigeru Miyamoto contará con un nuevo videojuego, Donkey Kong Bananza, para la reciente Switch 2. Sin duda, un claro ejemplo de durabilidad y reconocimiento de marca.

En definitiva, el caso Universal vs. Nintendo es una historia fascinante de cómo la correcta gestión de la propiedad intelectual puede ser la diferencia entre el fracaso y el éxito rotundo.

Comentar